Tal vez sea hora de poner a la persona en otro lugar. Tal vez estando en la piel de ese que tanto odia podrá entender que, en realidad, a quien odia es así misma.
Ya se quien eres tu, soy yo.
Los humanos se sienten entidades separadas de los demás, no saben que son parte de un todo. No saben que lo ven en el otro es su propio reflejo.
Lo que veo en vos, no sos vos, soy yo.
Lo que te hago a vos, me lo hago a mi. La herida que te causo me la causo a mi.
Cuando siento odio por vos, no es a vos a quien odio sino a mí. Odio esa parte de mí que se refleja en vos. Cuando te amo, amo ese que soy con tu amor. Cuando te cuido también me cuido a mi misma. Chocan más los que más se parecen. No es a vos a quien rechazo y agrado sino a mi mismo. Como si quisiera romper ese espejo en el que al verte horrible veo espejado lo que odio de mi. No sos vos las que no tiene cura, soy yo la que no puede curarte. Lo que me duele de este planeta es su crueldad, la crueldad hacia los demás. Que en definitiva es crueldad hacia sí mismo. Odian, rechaza y desprecian porque se odian.
Lastiman porque no pueden sanar sus propias heridas. Aquel que odia mucho se odia mucho. Y el que ama mucho se ama mucho. La contracara de la crueldad es la solidaridad, la empatía, amor por el otro que es la mejor forma del amor a si mismo. Algo empieza a cambiar cuando se comprende que no es solamente al otro al que se ama o se odia, sino además, a uno mismo. No soy yo la que puede ayudarte, sos vos. Tratar mejor a los demás, es síntoma de tratarse mejor a uno mismo. Preocuparte por mi es preocuparte por vos. No todo esta perdido.
Sanar tu herida, es también, dejar de lastimar.
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